jueves, 18 de marzo de 2010

Tres cuestiones
Marzo 2010

A la hora de trabajar con los actores, con sus palabras, tengo presentes tres cuestiones que me orientan en la investigación.

Primero, no todo se puede decir. Esto remite al hecho de que el lenguaje tiene sus límites, hay un más allá de las palabras que el silencio encarna. Cuando hablamos, el silencio representa el agujero que el lenguaje bordea.

Segundo, hay palabras que se imponen más allá de la voluntad de decir. En otros términos, hay un momento, algún pequeño momento en la improvisación que realiza el actor donde en lugar de hablar es hablado por el lenguaje. Es la irrupción de lo inesperado que sorprende bajo la forma de una palabra plena, agrietando lo que supuestamente corresponde decir.

Finalmente, el sentido como efecto y no como punto de partida. Esto implica que durante el proceso creativo se suceden los fragmentos de texto y de acción, superponiéndose, contradiciéndose, complementándose. Y que en la articulación de esos fragmentos (lo que implica una elección donde algunos de ellos se sostienen y otros se dejan caer) surgirá el efecto de sentido. De lo que estamos hablando se sabe al final y no al principio, más allá de lo que la voluntad declame, en su típica pretensión.

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