lunes, 24 de enero de 2011

J.A.Miller: “Los divinos detalles”

El párrafo que sigue a continuación está extractado del libro “Los divinos detalles” que forma parte de los seminarios de psicoanálisis dictados por Jaques Alain Miller. Lo transcribo pues me resulta muy claro y preciso respecto de lo que implica la pesquisa de lo singular en el arte. En este caso se habla de la representación en imágenes, propia del lenguaje de la pintura. Pero en nuestro caso -el teatro- se trata de lo mismo: el detalle de las palabras y los actos es lo que revela la singularidad de cada uno.

“Giovanni Morelli (…) un personaje muy original nacido hacia comienzos del siglo XIX que escribía en alemán con un seudónimo ruso y que tenía un truco formidable en el registro de la pintura para corregir las atribuciones erróneas de cuadros. Sabía reconocer a quién pertenecían y se había convertido en una autoridad en la materia. Antes de entrar en detalles, debemos evocar qué había encontrado él para reconocer la identidad del pintor, el trazo certero de su mano. Decía justamente que uno se equivoca si se conforma con la impresión global que nos provoca un cuadro, si se imagina que es a partir de eso, de una visión de conjunto como se va a saber de quién es. Él dice que se podría mirar la composición de conjunto de un cuadro y decir que es de Rafael, pero había talleres que habían entendido rápidamente cómo él ubicaba sus personajes y por lo tanto, el cuadro podía ser de cualquiera. De la misma manera, uno se puede ocupar de las proporciones, del color, de la expresión, de los gestos… Todo eso podía provenir de cualquiera, y, si era aceptado, se vendía y se convertía en un lugar común. En cambio -y ahí está el genio de este Morelli- lo que hay que mirar son los detalles más ínfimos; por ejemplo, en un cuadro, la forma que el pintor le da a las uñas del sujeto. Más aún, estableció a propósito de las pinturas del renacimiento toda una gama de las maneras en que se hacía el lóbulo de la oreja, y muestra que cada pintor tenía un modo diferente de hacerlo. (…) Es justamente en aquello que no parece un rasgo esencial, en un rasgo inferior, donde se encuentra con mayor seguridad la firma de identidad del artista. (…) No se trata de ocuparse de la intención de significación del pintor, sino del detalle que él suelta y que se repite, porque Morelli demuestra la constancia con la que vuelven esos detalles. Encuentro que esto es maravilloso.”

Miller, J.A., Los divinos detalles. Editorial Paidós. Página 19.

jueves, 6 de enero de 2011



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