lunes, 27 de junio de 2011

Tomados por la palabra
Por Román Podolsky
Junio de 2011


En el mes de Septiembre conduciré un taller intensivo denominado:"Una cuestión de palabras. Investigación sobre la Dramaturgia del Actor".
Será del 12 al 16 de ese mes, en el CELCIT. Más información: http://www.celcit.org.ar/cursos/94_una-cuestion-de-palabras.-investigacion-sobre-la-dramaturgia-del-actor.html
A propósito de esta actividad, Carlos Ianni, del CELCIT, me solicitó la redacción de un texto vinculado a las cuestiones que se tratarán en el seminario. El resultado es el texto que sigue.


Tomar la palabra no siempre es una tarea sencilla. Por lo tanto, allí donde producimos dramaturgia de actor -es decir, aquella clase de escritura dramática que surge de los dichos de los actores- es preciso que éstos se sientan lo suficientemente cómodos y dispuestos para hablar, sencillamente porque sus palabras son la materia prima de este trabajo.

Así, esta propuesta ofrece un espacio en el cual se da la palabra a los actores para que hagan uso de ella a través de improvisaciones, relatos y otros ejercicios que incluyen también el trabajo con el cuerpo.

Pero éste acto de tomar la palabra es solo el principio, pues lo que verdaderamente nos interesa es que en esta práctica de habla, las palabras se vayan independizando progresivamente de la voluntad de comunicar un significado prefijado de antemano, a la espera de sentidos inesperados.
Es decir que en el inicio promovemos que el actor tome la palabra, que se encuentre con ella pero a condición de estimular un desencuentro, en el que la identidad de sentido entre lo que se quiere decir y lo efectivamente dicho tienda a disolverse.

Precisamente, el trabajo se cumple en la medida en que al hablar, el actor pasa de pronto y sin proponérselo, a ser hablado por lo que dice. Esto implica la emergencia de palabras o frases que no estaban previstas en la intención comunicativa original, palabras surgidas en el margen de lo que se venía diciendo y que se destacan como verdaderos puntos de fuga.

Ser tomado por la palabra es por lo tanto dejarse atravesar por ella, asumiendo las digresiones que nos conducen más allá del sentido presupuesto por la voluntad de decir.
¿Y qué encontramos en ese “más allá”? Fragmentos de discurso, palabras sueltas, pedazos inconexos que más adelante -en una posterior fase de articulación- se convertirán en escenas, situaciones, recorridos dramáticos.

Por cierto, esto no significa renegar de las demandas de sentido, sino tan solo postergarlas por un tiempo, priorizando un punto de partida que interrogue las convenciones comunicativas del lenguaje. Tales demandas serán atendidas, obviamente, pero a posteriori, en el momento de pasar a la instancia de articulación de los fragmentos resultantes de dicha interrogación.

En suma, desde esta perspectiva de trabajo proponemos dar la palabra al actor para que éste la tome y se atreva, en ese mismo movimiento, a ser tomado por ella, no para crear una colección de frases ingeniosas u ocurrentes, sino para contar con un materia prima que en su articulación posterior le permita escribir de un modo más singular e inesperado.